Luis Rodríguez, Agustín Garnés, Alberto Caride,
David Contreras y "El Chispita"
Mientras Alberto recitaba sobre los melódicos acordes de "El Chispita" y el fondo sutil del cajón flamenco, los dos cantaores se turnaban para deleitarnos con su desgarrada voz. Al mismo tiempo, Lucía deslumbraba con su potente baile, que no dejó a nadie indiferente. De su cuerpo embutido en un vestido rojo brotaba pasión y, de vez en cuando, algún quejío que dejaba escapar a la vez que movía los brazos y taconeaba.
Lucía Albarrán
La guitarra de "El Chispita" estuvo impecable. El guitarrista, al igual que el percusionista, miraba los pies de la bailaora para guiarse en los cambios de velocidad que de repente sucedían. La intensidad también iba alternando, para crear un equilibrio entre fiereza y suavidad.
La actuación finalizó con un potente mensaje de lucha, la voz del pueblo que denuncia tanta opresión e injusticia.
Al grito de "Libertad, libertad", los artistas encabezados por Lucía se levantaron en señal de queja y como símbolo de insumisión, y el espectáculo cerró con unos versos que rezaban:
¡Qué es lo que hemos hecho, que el pueblo no tiene pan ni tiene techo!
Con este toque reivindicativo queda plasmado el compromiso social que siempre ha caracterizado al arte flamenco.
El resultado de la noche fue excepcional; aparte de rebosar calidad, pasión y arte flamenco, también nos brindó un toque de esperanza y un mensaje de ánimo para resistir ante la difícil situación que se está viviendo en nuestros días.
|
oleee esa lucy...
ResponderEliminar